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Cinco libros revolucionarios (y divertidísimos)

In Uncategorized on noviembre 5, 2009 at 7:01 am

1. ‘Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy’, de Laurence Esterne: El paraíso de la disgresión, el territorio de los rodeos que no llevan a ningún lado, el reino del humor disfrazado de discurso político. El ejemplo de que se puede escribir un libro larguísimo sin decir absolutamente nada… ¡y enganchar al lector! El parto más largo de la historia. Si los guionistas de ‘Lost’ tuvieran un malsano sentido del humor y lo hubiesen leído, sería el golpe maestro final. Magistral el diagrama del propio Esterne sobre cómo se desarrollan los cinco primeros volúmenes.

2. ‘El desayuno de los campeones’, de Kurt Vonnegut: Desde el prefacio, Vonnegut deja claro que sólo le interesa escribir como si este libro fuese una pataleta. Y que, además, va a meter dibujos. Y punto. A ser posible, de castores abiertos en canal, si pudiese. Puede. Así que construye un juego de espejos con un Dios, él, que se comporta con sus personajes también como un niño malcriado. El caos hecho novela.

3. Luces de Bohemia, de Valle-Inclán: Si te pilla a los 15 años, te rompe. Recargado y mal encarado, pensar en él se convierte en la única manera de sobrevivir a ese mundo que sabes que está mal pero no puedes/quieres cambiar. Caretas y espejos deformantes.

4. Darconville’s Cat, de Alexander Theroux: Creo que de pura locura no ha llegado a ser traducido al castellano. Mala cosa, porque nos perdemos un delirio de tal magnitud que en su idioma original (inglés estadounidense con dejes sureños) es casi imposible de seguir. Un exceso en el que caben páginas en negro, poemas a medio hacer, ensayos e historias de amor a medio contar. Un torbellino en el que merece la pena entrar. Si alguien conoce de la edición traducida, que lo diga. Si alguien sabe algo del autor, que lo diga también, porque todo lo que se encuentra en internet son fragmentos incompletos de una vida casi anónima.

5. Acme Novelty Library, de Chris Ware: Un cómic, sí, pero revolucionario y divertidísimo, que retuerce el lenguaje de los tebeos hasta el límite y que es, como todos los anteriores, sólo un hermoso juego por parte de su autor. Por una vez, y sin que sirva de precedente, hay que alabar la edición española, magnífica, a cargo de Mondadori. Las planchas de los cómics entendidas como pura revolución. Un imprescindible con el que primero hay que leer, al que luego hay que mirar y que finalmente no queda más remedio que revisitar.

  1. Es innegable que eres un tipo con buen gusto. Y ecléctico.

    Dime qué lees y te diré quién eres…

  2. No he leido ninguno, aunque le he hechado el ojo al Tristam Shandy en la biblioteca varias veces después de ver la película (Aunque no tenga nada que ver)

  3. Píllatelo. La película no tiene nada que ver, pero Winterbottom sí que entendió que ésa era la única manera de adaptar el Tristram Shandy. Tuvo huevos y lo hizo de tal manera que es difícil quejarse.

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